Neimar Claret Andrade
7 puntos se sacaron los estudiantes de 3° y 4° medio del Colegio Angol, pues propusieron e hicieron, entre sus compañeros de 7° año básico a 4° medio, una encuesta para descubrir los hábitos alimenticios de los alumnos y, cuando buscaron otra encuesta similar, primero en Angol y luego en el país para hacer las comparaciones, descubrieron que no había otra igual.
La coordinadora del Departamento de Ciencias de las Matemáticas del referido establecimiento educativo, Lilian Rojas, explicó que en una materia electiva de Ciencias de la Salud de 3° y 4° medio, los alumnos comenzaron a estudiar sobre los sistemas del cuerpo humano y las variables que los afectan, en medio de cuyos estudios “se dieron cuenta de que hay ciertas conductas alimentarias que podrían analizar y ¿qué mejor que hacerlo desde el Colegio?”.
En ese sentido, precisó que “los chicos levantaron una encuesta, a nivel institucional se envió un correito (electrónico) y se aplicó desde 7° hasta 4° medio, analizaron los datos y a partir de eso sacaron ciertas conclusiones y fueron un poquito más allá, porque generaron propuestas de acción frente a lo que estaban analizando. Este trabajo fue guiado por Elsa Cisterna, profesora de Ciencias de la Salud”.
Los datos
Geraldine Castillo y Karol Orellana, estudiantes de 3° medio que participaron en la encuesta y su procesamiento, señalaron que estaban viendo lo relacionado con nutrición y alimentación de adolescentes y preadolescentes, así que les surgió la pregunta de cómo estaba esta situación en el Colegio Angol, así que plantearon una serie de preguntas relacionadas con el tema cómo ¿qué comen?, ¿si traen comida chatarra?, ¿cuántas veces al día hacen actividad física? y si las afectan los comentarios sobre su figura e imagen corporal.
En ese sentido las estudiantes dijeron que se hicieron 382 encuestas, de las que recogieron datos como que 33,1 % de los encuestados consumen comida chatarra tres veces a la semana en sustitución de alguna de las tres comidas más importantes (desayuno, almuerzo y cena). “Como causas encontramos que los padres y apoderados, al llegar a sus casas, les sale más rápido darles dinero a los hijos y es más barato comprar comida chatarra que saludable”.
También encontraron que 23,3 % sólo consume dos comidas al día, que podrían ser el desayuno y el almuerzo con ofrecen en el Colegio, lo que significa que en su casa no comen nada más, mientras que 36,5 % de los alumnos lleva de colación chocolates y galletas y sólo 31,3 % realiza actividad física una o dos veces a la semana, es decir, los dos días de Educación Física que dan en el colegio.
Las jóvenes investigadoras indicaron que 36,2 % de los encuestados considera importante la opinión de los demás con respecto a su imagen corporal.
Soluciones
“Como ya teníamos los problemas —afirmaron Geraldine Castillo y Karol Orellana— y algunas causas, también pensamos en posibles soluciones para esto y las acciones para crearlas”.
En lo que tiene que ver con la comida chatarra, plantearon promover las colaciones saludables a través de la instalación, dentro del Colegio Angol, de un puesto de comida saludable que venda frutos secos, alfajores sin sellos, para los estudiantes no se salten las colaciones y que las que consuman sean saludables.
En lo que respecta a minimizar el consumo de comida chatarra, están proponiendo la creación de folletos para explicar el daño que le hace al organismo comer este tipo de alimentos, porque “quizás, los más pequeños, los preadolescentes, no tienen la conciencia de lo que sucede en sus cuerpos a largo plazo al comer este tipo de comidas; luego tenemos el promover la importancia de tener las tres comidas al día. Una de las causas de que no coman sus tres comidas también puede ser lo monótonas que son las minutas de Junaeb, que si bien se preocupan de los nutrientes y las vitaminas necesarias para la etapa de crecimiento en la que están los alumnos, muchas veces se aburren de que todos los días les den lo mismo”.
Para contrarrestar esto, quieren instalar un afiche con menús más atractivos para los estudiantes, para que se motiven a comer mejor; sobre la importancia de la actividad física, están sugiriendo la organización de minipartidos de fútbol, básquetbol y voleibol, que se jueguen en los dos recreos de 15 minutos cada uno.
“Por último —concluyeron— tenemos la iniciativa de promover el amor propio y la aceptación, a través de charlas motivacionales para echar abajo, por ejemplo, los estereotipos en los que se suele pensar mucho a la edad en que estamos, en que queremos tener el cuerpo perfecto”.
