Neimar Claret Andrade
Definitivamente que cada día los delincuentes están más osados y tienen menos respeto por las personas e incluso por el dolor ajeno, a juzgar por lo sucedido, la tarde del pasado martes 27 de junio en el cementerio de Victoria, en donde, al parecer, ya no se puede ni llorar a los familiares fallecidos en paz.
Allí una joven mujer, llevada por el dolor por el reciente fallecimiento de su padre, fue a visitar la tumba en busca de un poco de consuelo, así que estacionó su vehículo en el frontis del camposanto, oportunidad que fue aprovechada por desalmados desconocidos, quienes rompieron uno de los vidrios laterales del vehículo y sustrajeron varias especies, entre ellas la cartera de la dama su billetera, que contenía sus documentos personales.
Al regresar a su vehículo y descubrir que había sido víctima del hampa, decidió interponer una denuncia ante los organismos policiales.
A este hurto se suma, según indicaron algunas personas a Las Noticias, el robo de las imágenes de Cristo hechas de bronce que los deudos dejan en las tumbas de sus seres queridos.