Neimar Claret Andrade
El Regimiento Logístico N°3 Victoria rindió, el pasado 20 de agosto, un merecido homenaje al padre de la Patria, general Bernardo O´Higgins Riquelme en ocasión del 246° aniversario de su natalicio, con un sencillo, pero muy sentido acto desarrollado en la plaza de armas de la ciudad, en donde colocaron, ante el busto del héroe nacional, allí ubicado, una merecida ofrenda floral de parte del Regimiento, de la Municipalidad de Victoria, Carabineros de Chile, la PDI y Gendarmería.
Durante el acto, encabezado por el comandante del Regimiento, coronel (EJ) Gonzalo Martínez Medel y al que asistieron los representantes de las diferentes instituciones victorienses, el mayor (EJ) René Salgado Rebolledo, fue el encargado de ofrecer el discurso de orden, relacionado con la vida del prócer de la Patria.
“El 20 de agosto de 1778, en la villa de Chillán (hoy Chillán Viejo) —manifestó el mayor (EJ) Salgado— la joven criolla Isabel Riquelme dio a luz a su primogénito, a quien llamó Bernardo, hijo natural del entonces gobernador del reino de Chile, el irlandés Ambrosio O’Higgins. El pequeño fue bautizado en Talca y entregado a sus padrinos, el comerciante portugués Juan Albano Pereira Márquez y su esposa doña Bartolina de la Cruz y Bahamonde para su crianza. Este niño, a la vuelta de los años, se convirtió en uno de los principales próceres de la independencia de nuestro país”.
Asimismo recordó que aunque Bernardo O´Higgins “nunca tuvo contacto directo con su padre, éste veló para que se le entregara una buena educación, recibiendo las primeras letras en el Colegio de los Naturales en Chillán y luego, cuando estuvo en condiciones, fue enviado a proseguir sus estudios en la ciudad de Lima. Siguiendo con este esquema, fue enviado una vez más en un viaje a continuar con su educación, esta vez a Inglaterra, en donde además de dedicarse a sus estudios, entre otras cosas, tuvo contacto con Francisco de Miranda, quien inculcó en el joven O’Higgins las ideas independentistas”.
El mayor Salgado recordó a los presentes que el regreso de O´Higgins a Chile “en 1802 estuvo marcado por la muerte de su padre, de quien recibió el fundo San José de las Canteras como herencia”.
El prócer disfrutaba de una vida cómoda, hasta que la prisión del rey Fernando VII en España, trajo consigo una serie de cambios políticos en Chile que revivieron las ideas independentistas que Miranda había sembrado en él, así que se instruyó en las artes militares, participó en muchas batallas y tuvo la oportunidad de gobernar un Chile independiente del dominio español.
“La vida y obra de Bernardo O’Higgins —culminó su alocución el mayor (EJ) Salgado— está plena de actos heroicos y de grandes realizaciones; su vida se resume, como dice la inscripción en la cripta en su honor: “Aquí yace esperando la resurrección de la carne el excelentísimo señor don Bernardo O’Higgins, director supremo y capitán general de la República de Chile, su patria, brigadier en la de Buenos Aires, y Gran Mariscal en la del Perú. Ilustró tan altos cargos con virtudes católicas, militares y políticas; superior en la vida a la felicidad y desgracia. Murió con la serenidad del justo el 24 de octubre de 1842, llorado por los pobres, amado y admirado por los que en las tres repúblicas vieron sus gloriosos esfuerzos por la independencia y libertad de la América”.
