En el funeral del opositor ruso, Alexei Navalny comenzó con mucho revuelo al anunciar un portavoz de la familia que el cuerpo no había sido entregado a sus familiares.
Desde que falleciera en una prisión del Ártico, sus entorno ha batallado para ver el cuerpo. Poco después, el equipo de Navalny dijo que el auto fúnebre con los restos del opositor ruso se dirige a la iglesia de Moscú para su funeral.
Cerca de 1.000 personas se reunieron para dar el último adiós al disidente. El Kremlin advirtió sobre las manifestaciones “no autorizadas”.
Según sus seguidores, varias iglesias de Moscú se negaron a celebrar la misa por el hombre que luchó contra la corrupción oficial y organizó multitudinarias protestas que lo señalaron como el principal enemigo político del presidente del país, Vladímir Putin.
Muchos líderes occidentales culparon al mandatario ruso de la muerte de su rival, una acusación rechazada por el Kremlin, informa AP.
El equipo de Navalny obtuvo finalmente permiso en la Iglesia del Icono de la Madre de Dios Alivia mi Sufrimiento, que este viernes estaba rodeada de barreras para el control de multitudes.
Horas antes del servicio, cientos de personas esperaban para entrar a la iglesia bajo la atenta mirada del numeroso dispositivo policial.Seguidores de Navalny esperan su funeral.
En la larga fila se pudo ver a diplomáticos occidentales y a los políticos locales Boris Nadezhdin y Yekaterina Duntsova. Ambos aspiraban a enfrentarse a Putin en las elecciones presidenciales que tendrán lugar a mediados de mes y se oponen a la guerra en Ucrania, pero sus candidaturas no fueron aprobadas.
Tras llegar en un coche fúnebre a la iglesia, el ataúd salió el vehículo entre aplausos y cánticos de “¡Navalny! ¡Navalny!”. Algunos gritaron “¡Tú no tenías miedo, nosotros tampoco!”.
Una foto tomada dentro del templo mostraba un ataúd abierto con el cadáver de Navalny cubierto de flores blancas y rojas, y a su madre sentada al lado sosteniendo una vela.
El padre del opositor también estaba presente, pero no estuvo claro quién más de su familia acudió.
Su viuda, Yulia Navalnaya, pronunció un discurso hace apenas dos días ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia. Su hija estudia en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, y se desconoce el paradero de su hijo.
Todos los colaboradores más cercanos a Navalny se marcharon de Rusia por la presión y siguieron el funeral, que se emitió en vivo por su canal de YouTube, desde el extranjero.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, pidió a quienes se congregaron en Moscú y en otros lugares que no incumplan la ley y apuntó que cualquier “concentraciones (multitudinarias) no autorizada” constituye una violación.
Está previsto que el entierro sea en el cercano cementerio Borisovskoye, donde también había una fuerte presencia policial.
Tributo de su mujer
La viuda de Navalny, Yulia, rindió homenaje a su marido en X poco después de su entierro este viernes, agradeciéndole “26 años de felicidad absoluta”. Navalnaya, que se encuentra fuera de Rusia y no asistió a su funeral, escribió: “No sé cómo vivir sin ti, pero haré todo lo posible para que allá arriba te sientas feliz por mí y orgulloso de mí. No sé si lo conseguiré o no, pero lo intentaré”.


