La muerte del papa emérito Benedicto XVI ha vuelto a disparar las hipótesis sobre una posible renuncia de Francisco ahora que no tendría ningún impedimento, pero el pontífice argentino ha dejado claro recientemente que mantiene sus planes de futuro, como la celebración del Sínodo en 2024 o el Jubileo de Roma del 2025.
Francisco ha hablado de esa posibilidad en varias ocasiones: “La puerta está abierta, es una opción normal, pero hasta hoy no he llamado a esa puerta, no me he sentido con ganas de pensar en esa opción. Aunque eso no significa no empezar a pensarlo pasado mañana, ¿verdad?. El Señor decidirá”, ha dicho, aunque también ha dejado claro: “Pero, sinceramente, no en este momento”.
“La pregunta que se perfila en la Iglesia, con la muerte de Joseph Ratzinger, es si el papa Francisco querrá considerar también la opción de su renuncia, naturalmente con tiempos y métodos que analizar y ciertamente no de inmediato, pero con menos obstáculos de los que supondría la presencia de otro papa emérito vivo”, escribió este domingo Franca Giansoldati, vaticanista de “Il Messaggero”, el único diario que lee Jorge Bergoglio.
Para otros expertos vaticanistas, como Iacopo Scaramucci del diario “La Repubblica”, “si hay una certeza, es que (Francisco) nunca delegará el ‘trono de Pedro’ que le ha sido asignado por el Espíritu Santo a través de los cardenales electores, y si lo hace, será en caso de impedimento médico, como reveló en la entrevista al diario español ABC al confesar que ya había dejado escrita su renuncia sólo en ese caso”.Scaramuci explica a EFE que con sus declaraciones a ese medio, el pontífice argentino “sentaba las bases de su futura decisión, ampliaba el alcance de la misma, pero al mismo tiempo la perimetraba: un papa dimite por decisión autónoma, cuando su estado -físico, mental, espiritual- ya no le permite gobernar”.
Francisco continuará aún varios años “por razones coyunturales y de agenda”, pues tiene una serie de compromisos como el Sínodo de la Sinodalidad que aplazó su asamblea final al 2024 o el Jubileo de 2025, explica a EFE el profesor de Geopolítica vaticana Piero Schiavazzi.
Además, el papa tiene que continuar el acercamiento que puso en marcha con Moscú y Pekín y que sufrió un parón por la guerra y por la pandemia: “Si no fuera por esto, quizá renunciará en marzo próximo, a los 10 años (de su pontificado), pero ahora no lo hará porque será dejar la imagen de una Iglesia impotente ante la guerra o incapaz de negociar con China”, asegura.