Neimar Claret Andrade
La Segunda Sala de la Corte Suprema de Chile ratificó la decisión del Tribunal Oral en lo Penal de Angol que condenó, en 2021, a un hombre y su mujer por abuso sexual y violación reiterados, delitos perpetrados en Angol y perjuicio de la hija menor de edad de ella y, de esta manera, rechazó el recurso de nulidad interpuesto por la defensa de la pareja. El recurso de nulidad de la defensa planteaba que el fallo había incurrido en un error de aplicación del derecho, al considerar estos hechos como un delito reiterado y no como uno solo continuado, lo que fue desestimado por la Corte Suprema.
Al respecto, el fiscal jefe de Angol, Cristián Gacitúa, manifestó que con esta resolución el fallo del tribunal angolino quedó definitivamente firme y ejecutoriada, ya que no hay otros recursos posibles, lo que significa que ambos condenados empezarán a cumplir la pena de presidio perpetuo simple, es decir, que sólo podrán acceder a la postulación de algún beneficio como la libertad condicional, una vez cumplidos veinte años de privación de libertad.
Es importante resaltar que el Ministerio Público, con la carga probatoria que expuso durante el juicio oral, logró acreditar más allá de toda duda razonable que los abusos y violaciones de la menor empezaron en 2006, cuando la niña solo tenía 9 años de edad, época por la que su madre, de iniciales A.C., comenzó una relación sentimental con el chofer de locomoción colectiva B.M., pocos meses después de que falleciera su cónyuge y padre de la víctima. La mujer y su nueva pareja se pusieron de acuerdo para violar a la menor, situación en la que la mujer jugó un papel preponderante, porque ella la manipuló para que accediera, situación que se prolongó hasta el año 2017 que fue cuando la víctima cumplió 20 años de edad, teniendo como escenario de las agresiones, varios domicilios de la ciudad de Angol y el vehículo colectivo que manejaba B-M.
Los magistrados que conforman el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Angol, dieron por establecido que los condenados se aprovecharon, tanto de la incapacidad para oponerse de la víctima, dada por la severa y reiterada dinámica de agresiones de la misma naturaleza que venía sufriendo desde su niñez, como de la manipulación psicológica que aplicaba su propia madre, quien le señalaba que si accedía nada les faltaría, ya que la situación económica de ambas era precaria y era el acusado quien las proveía de lo necesario.
