Andrea Jaque
En el corazón de la provincia de Malleco, donde los días se entrelazan con la brisa de la
cordillera y las historias se cocinan a fuego lento, surgió en septiembre de 2023 un rincón
que sabe a empeño y a sabores que despiertan emociones: Angielato, el emprendimiento
de Angelina Ávila.
Impulsada por el anhelo de independencia, Angelina comenzó una búsqueda personal
que tomó forma de heladería, pero que en realidad es mucho más que eso. Junto a su
esposo, en menos de un mes y guiados por un sueño revelador en el que el padre de él
les entregaba la chispa de la idea, construyeron este refugio de productos. Así nació
Angielato, con el corazón en alto y la esperanza como combustible.
Hoy el local ha crecido, tanto en espacio como en alma. Su nuevo ambiente da cabida a
más sabores, más opciones y más clientes que encuentran aquí un descanso entre
preparaciones frías y calientes. Helados que parecen salidos de cuentos, como el volcán
de chocolate o el tronco de castaña, malteadas cremosas y tentadoras y una carta
ampliada que no solo refresca el paladar, sino que convierte lo cotidiano en experiencia.
Pero el alma de Angielato no solo se derrite en sus helados, el café también es
compañero silencioso que acompaña conversaciones, pausas y reflexiones.
La mayoría de los productos son preparados en el local, bajo la mirada crítica y dedicada
de Angelina, quien nunca deja de evaluar, mejorar y soñar. “Siempre hay algo por
perfeccionar”, dice, sabiendo que su rigor es también gratitud hacia quienes eligen su
mesa para disfrutar o conversar.
Con atención de lunes a domingo, incluidos los feriados, de 10 a 19 horas, Angielato se
ha convertido en una parada inevitable en Victoria. No solo para quienes buscan un buen
postre, sino para aquellos que creen en los negocios con alma y en los sueños que,
cuando se sirven con cariño, pueden cambiar una vida…
