Andrea Jaque
Arau Coffee, un café que no solo sirve bebidas humeantes y dulces tentaciones, sino que también cultiva vínculos, escucha historias y celebra la calidez humana.
Su creador, Jaime Cortez, no es un desconocido en el arte de recibir al otro. Su experiencia en turismo en Rapa Nui le enseñó que el verdadero servicio no se limita a una sonrisa o a un buen producto, sino que habita en la cercanía auténtica, en ese pequeño gesto que hace sentir al cliente como en casa. Con esa convicción, Jaime abrió este rincón de encuentro en Victoria, donde el café se convierte en un puente y la repostería, en confidencia.
Y es que Arau Coffee no es solo una cafetería, es una extensión del alma de su dueño. Su propuesta se apoya en la personalización del servicio y en la versatilidad del café como excusa perfecta para compartir, desde una charla espontánea hasta una reunión planificada. Todo momento es bueno para detenerse y disfrutar.

Su carta seduce ofreciendo preparaciones clásicas y opciones sin azúcar, destacando repostería saludable que son novedad en la ciudad. Una elección que no solo responde a una tendencia, sino que escucha a su comunidad y se adapta a sus necesidades.
Pero emprender, lo sabe bien Jaime, no es tarea sencilla. “Es poner a prueba la fuerza mental contra el romanticismo de emprender”, reflexiona. Sin embargo, también reconoce que este camino, aunque desafiante, ha sido profundamente enriquecedor. Hoy, su apuesta crece gracias a una estrategia de comunicación activa en redes sociales y alianzas estratégicas, fortaleciendo una red de colaboración que impulsa su negocio y aporta a la vida comunitaria.
El auge de las cafeterías en Victoria es una señal clara de que la ciudad valora los espacios de encuentro y que la competencia sana empuja a mejorar.
En esa sinfonía de aromas, sabores y conversaciones Arau Coffee florece como un café con alma, dispuesto a recibir a cada visitante con la promesa de una experiencia que va mucho más allá del sabor.

