Andrea Jaque
Entre la masa recién horneada, este sueño nació hace siete años bajo el techo del hogar.
En 2022, tomó forma en un espacio propio que hoy, es un refugio donde el café se mezcla
con historias y despierta emociones dormidas.
Dulce Clave no es una cafetería cualquiera. Su sello está en lo íntimo, en lo que se
prepara desde la memoria. Cada receta tiene historia, herencia, un dejo de tardes
compartidas en domingo. Verónica y María Gabriela, las socias detrás de esta dulce
sinfonía, saben que su oficio no solo consiste en vender, sino en acompañar, en ser parte
del día a día de quienes sin saberlo, buscan un sabor que los abrace.
Comenzaron tres personas, hoy ya son cinco en este equipo que ha crecido como crecen
las cosas buenas: con paciencia, cariño y constancia y aunque reconocen que el auge de
las cafeterías en Victoria ha generado competencia, lo celebran, “hay espacio para todos”,
porque cuando la oferta crece, también lo hace la curiosidad del paladar. Así, cada lugar
aporta su nota única en esta partitura colectiva de aromas y texturas.
En Dulce Clave, la torta de hoja es la reina, capa sobre capa, conserva el equilibrio
perfecto entre lo tradicional y lo sublime. Los rollitos de canela, los brownies, las galletas,
el kuchen… cada uno evoca un momento feliz, un rincón de la infancia. No son pocos
quienes, al probarlos, sienten que vuelven a la casa de la abuela y para quienes lo
desean, ofrecen opciones sin azúcar o sin lactosa, sin perder jamás ese toque casero que
distingue a lo hecho con amor.
Además, cuentan con helados artesanales, alfajores proteicos, chocolate caliente francés
e italiano, té sensorial e infusiones. Todo servido en un ambiente que invita a quedarse,
porque Dulce Clave es también es un espacio de calma, de creación, de trabajo, de
encuentro consigo y con los otros.
Este emprendimiento no se mide solo en ventas, sino en gratitud, en la lealtad de quienes
vuelven, en los que celebran cumpleaños, conversan penas, sueñan proyectos entre una
taza y una cucharada de recuerdos. Verónica y María Gabriela lo tienen claro, más que un
negocio, Dulce Clave es un acto de amor, una nota dulce que se queda en el corazón de
Victoria.
