Andrea Jaque
Greenhill Coffee no es solo una cafetería: es la concreción de un sueño que comenzó a gestarse en 2017, inspirado por una taza humeante en la sureña ciudad de Puerto Varas. Fue allí donde Luis Greenhill, su creador, sintió el primer llamado del café de especialidad.
Volvió a Victoria con más que una idea: con una vocación. En un pequeño kiosko y con una máquina modesta, se lanzó a la aventura de emprender, cuando aún eran contados los que hablaban de granos de origen, tuestes o acidez. En una ciudad donde conseguir proveedores era todo un desafío, él decidió formarse, tomar cursos de barista y abrir camino, confiando en que ese aroma profundo y seductor del café al paso, haría lo suyo.
Greenhill Coffee se convirtió, sin proponérselo del todo, en pionero del café de especialidad en la comuna. Su propuesta no solo encontró paladares curiosos, sino que despertó una cultura, que fue creciendo.
Hoy, Greenhill Coffee es un espacio acogedor y cálido. Cuenta con cocina, nuevas preparaciones y una carta pensada con cariño para quienes son clientes habituales o aquellos que llegan por primera vez. Luis ya no está solo: lidera un equipo de cinco personas que, como él, creen que servir una buena taza de café también es una forma de cuidar al otro.

Pero la historia no se detiene ahí. Luis Greenhill es, además, presidente de la Asociación de Cafeterías de Victoria, desde donde sueñan juntos una ruta cafetera que destaque la diversidad y calidad de los espacios que hoy florecen en la ciudad. Porque en cada cafetería hay una historia distinta, un sello único, pero un mismo compromiso con el buen servicio y el amor por el café.
El respaldo de la comunidad ha sido clave en este recorrido. También lo ha sido la participación en proyectos de Sercotec y Municipal, que han permitido fortalecer este emprendimiento que mira más allá de las fronteras de la comuna.
Luis, sabe que todo lo que vale la pena se cultiva con trabajo y cada vez que sirve una taza caliente, recuerda que fue el aroma, siempre el aroma, el que primero le mostró que los sueños también se despiertan… con café.

